Salatou Sambou: artesano de solidaridad al corazón de la "buena vida" de una comunidad pesquera de Casamance (Senegal)

Salatou Sambou: artesano de solidaridad al corazón de la «buena vida» de una comunidad pesquera de Casamance (Senegal)

Salatou Sambou ha dedicado su vida a servir a su comunidad Djola, en Casamance, para recuperar su «buena vida» y la gestión sostenible de su territorio. Hace unos 10 años, la zona seguía siendo de libre acceso, carente de recursos naturales y constantemente violada por la pesca no regulada y la recolección de ostras y manglares sin futuro.  Hubo que abandonar por la fuerza las normas tradicionales, así como muchos de los métodos de organización de los clanes que habían garantizado una magnífica capacidad de gobierno y gestión local à través los siglos. El Estado senegalés aboga por el acceso al medio marino-costero de todos sus ciudadanos, incluidos los pescadores motorizados del norte del país que pueden aprovecharse fácilmente de los recursos de los pequeños pescadores locales de Casamance equipados únicamente con redes tejidas a mano y canoas de madera excavadas. En un mundo que ve cómo se abusa de la naturaleza y se abandona a las comunidades, el espacio de gobernanza, gestión y conservación que Salatou ha definido con su comunidad, llamado Kawawana (abreviatura de Djola para «nuestro patrimonio común, que todos debemos preservar«), ha marcado la diferencia y ha abierto posibilidades totalmente nuevas en la región, y más allá.

Kawawana abarca casi 10,000 hectáreas de ecosistema de estuario con manglares que albergan muchas especies de peces, aves, reptiles, manatíes y delfines.  Este ecosistema tan rico y cambiante (mareas diarias, variaciones estacionales muy importantes…) es de vital importancia para la seguridad alimentaria y las necesidades diarias de más de 12,000 personas de los 8 pueblos de la comuna de Mangagoulack. Gracias a su capacidad de movilización comunitaria, pero también al reconocimiento de su sinceridad, honestidad y saber hacer en materia de diplomacia e incidencia política, Salatou Sambou consiguió facilitar el consenso y el compromiso de toda su comunidad, pero también obtener el reconocimiento legal de su territorio vital como Territorio de Patrimonio Comunitario (TPC).

Desde 2010, el reconocimiento de las autoridades municipales y regionales y del Ministerio de Pesca del gobierno senegalés ha permitido a la comunidad gobernar y gestionar su propio TPC, un ejemplo sin precedentes no solo en Senegal sino en toda la región de África Occidental.  Durante estos diez años, el trabajo voluntario de control de la zona y de vigilancia ictiológica y socioeconómica ha demostrado la eficacia de la organización comunitaria y la solidaridad en el campo, en los pueblos y en todo el territorio. Se han reforzado los grupos de hombres pescadores y mujeres recolectoras de ostras y los propios voluntarios locales que participan en la vigilancia -hombres realmente pobres- han pagado para formarse y convertirse en auxiliares paraoficiales de la vigilancia de Kawawana. En todo esto, Salatou ha encabezado casi siempre las iniciativas.  Por otra parte, incluso después de los primeros éxitos, se he mantenido vigilante y activo, por ejemplo, extendiendo geográficamente Kawawana a la parte terrestre del territorio vivo.  Al principio, justo después de la declaración oficial de Kawawana, se ocupó de conseguir un proyecto para rehabilitar algunas de las presas de sal tradicionales de la comunidad. Promovió otras iniciativas de reforestación de manglares y salvó el bosque comunitario de la producción de carbón vegetal que querían hacer los «políticos».  Esta última «obra» de Salatou Sambou merece ser contada un poco en la historia como ejemplo de sus habilidades como organizador político muy discreto… Tras tomar conciencia de la probable explotación comercial destructiva y contaminante del bosque comunitario, Salatou recabó información en Europa y Canadá sobre este tipo de actividad y sus consecuencias.  Durante varias noches, fue a hablar en secreto con los jefes de cada uno de los ocho pueblos de la comunidad para convencerlos de que asistieran a la reunión del consejo municipal en la que se iba a ratificar la decisión.  Cuando llegó el momento, todos los jefes estaban allí, sentados en primera fila, mirando al alcalde a los ojos. Hubo un silencio aturdidor y el alcalde no encontró el valor para abrir el debate sobre el tema del permiso de producción de carbón vegetal del bosque de Mangagoulack…

Los resultados conseguidos por Kawawana en beneficio de la comunidad de Mangagoulack, y más allá, se dan en los ámbitos del medio ambiente, la alimentación y la salud, la economía y, sobre todo, la solidaridad comunitaria.  Todos estos resultados han sido promovidos por la fuerte y constante comunicación de Salatou Sambou, especialmente a través de emisiones de radio participativas, es decir, con la audiencia interviniendo en línea y participando en el debate.  También hay que destacar que los esfuerzos de Salatou, su asociación de pescadores y toda su comunidad en Mangagoulack han servido de modelo para muchas comunidades vecinas, y más allá en todo Senegal. Hoy en día, una red de 27 territorios de vida reunidos en la Asociación Nacional des de TPC de Senegal (ANAPAC Senegal) es el resultado de estos esfuerzos y Kawawana se está extendiendo mucho más allá.

Si tuviéramos que resumir el trabajo de Salatou Sambou, podríamos decir que es el artífice del retorno de la buena vida en los pueblos de su comunidad. Tenía una visión clara de los problemas, de las opciones de solución y de las acciones que había que emprender para reavivar y revitalizar la solidaridad comunitaria y la respuesta a las amenazas externas.  Asumió la responsabilidad de su territorio, de su biodiversidad y de las personas que lo habitan, y con ello no sólo mejoró su medio ambiente y la vida de su gente, sino que inspiró a muchas comunidades a movilizarse contra las amenazas al medio ambiente y la alteración de sus comunidades. Si bien es cierto que Salatou ha recibido apoyo y reconocimiento del exterior, también lo es que se lo ha ganado a pulso y que su esfuerzo y el de toda su comunidad han multiplicado este apoyo durante muchos años, con constancia y compromiso inquebrantable.  También ha demostrado un valor extraordinario. Incautar los barcos de pesca y quemar las redes no autorizadas ante los propios ojos de los pescadores infractores no es algo fácil de hacer.  Muchas veces, las noches de vigilancia en los barcos no eran fáciles, volcando a veces con tiempo tormentoso, y las mañanas tampoco eran tranquilas, por la incesante presión y palabrería de los delincuentes.

La pobreza, el éxodo y las amenazas medioambientales acentuadas por el cambio climático han sido dificultades que Kawawana ha tenido que superar, pero también un incentivo para actuar. Con paciencia y convicción, Salatou fue capaz de construir un caso sólido y revitalizar las normas consuetudinarias, las creencias ancestrales y la solidaridad de la comunidad sobre la base de los conocimientos tradicionales. Es esta solidaridad la que ha permitido la adhesión y el respeto en la aplicación de las normas por el bien del medio ambiente y de la comunidad.  Es fundamental señalar que, entre los valores revitalizados por Salatou en la iniciativa de Kawawana, los del voluntariado y el compromiso voluntario con su comunidad fueron fundamentales. En efecto, en contra del enfoque habitual de los proyectos, que tiende a infantilizar a los llamados beneficiarios, abogó por la independencia y la autonomía de organización, decisión y acción para contrarrestar el libre acceso al territorio y a los recursos impuesto por el Estado.  Basado en la autoayuda tradicional, este trabajo tenía importantes raíces locales, pero sin alguien respetado y capaz de predicar con el ejemplo, como Salatou, este trabajo no habría sido posible.

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