Josefina Antonieta Tunki Tiris— primera mujer Presidenta del pueblo Shuar Arutam de Ecuador, valiente defensora de su territorio de vida frente a la minería contaminante

Josefina Antonieta Tunki Tiris— primera mujer Presidenta del pueblo Shuar Arutam de Ecuador, valiente defensora de su territorio de vida frente a la minería contaminante

En 2019, Josefina Antonieta Tunki Tiris –Tunki para sus colegas— fue elegida Presidenta del pueblo Shuar Arutam de Ecuador.  Siendo la primera mujer Presidenta de su pueblo, Tunki tiene un papel histórico y se encuentra con retos particulares, que está afrontando de forma extremamente valiente.  De hecho, Tunki tiene la ‘suerte’ de enfrentarse a múltiples tensiones y conflictos.  Externamente, ha enfrentado importantes ataques y amenazas por parte de la empresa minera Solaris y de las autoridades gubernamentales que colaboran para restarle poder a las decisiones del pueblo contra las actividades extractivas contaminantes.  Internamente, es la única mujer en un consejo de gobierno formado por 10 hombres, que nunca se han enfrentado a un liderazgo femenino y que están permanentemente tentados por las ofertas de las empresas mineras.

Desde que asumió la presidencia, Tunki ha demostrado su firme respeto a las decisiones colectivas expresadas en el Plan de Vida del pueblo Shuar Arutam, distanciándose de dirigencias anteriores que pactaron con las empresas mineras. El 70% del territorio del pueblo Shuar Arutam está bajo concesiones mineras y petroleras concedida por parte del Estado de Ecuador. Además ahí se localiza el proyecto hidroeléctrico Río Santiago, reactivado por el gobierno actual. A inicios de 2021, Tunki ha presentado, en nombre de su pueblo, una reclamación ante la Organization Internacional del Trabajo (OIT) contra el Estado ecuatoriano por incumplimiento del Convenio 169, que demanda a los gobiernos de respetar el consentimiento libre, previo e informado de los pueblos indígenas.  Sin esto consentimiento, las concesiones son ilegales. Tunki ha también impulsado un amplio proceso de información y decisiones comunitarias en las 6 Asociaciones y 47 Centros de su pueblo, quienes, basados en sus mecanismos de democracia interna, decidieron incluir a su territorio en el Registro Mundial de Territorios de Vida (Registro TICCA) y en la Base Mundial de Áreas Protegidas (WDPA), demostrando su intención firme de conservar la vida y no hacer de su territorio un lugar de destrucción extractiva.

En 2020 y 2021, Tunki, otros líderes del pueblo Shuar Arutam y uno de los abogados que los apoya han subido intimidaciones y amenazas por parte del Estado y de las empresas extractivas.  Por ejemplo, Tunki fue seguida por drones, ha sufrido alteraciones en sus perfiles de redes sociales y amenazas telefónicas directas, y fue intimidada por militares en camiones blindados.  El gobierno también suspendió algunos fondos a su pueblo y la empresa Solaris la atacó con campañas publicitarias que han profundizado la división interna entre las 47 comunidades que conforman el pueblo Shuar Arutam.

La empresa Solaris –que ya se encuentra en el territorio Shuar Arutam— se ha negado sistemáticamente a recibir comunicaciones oficiales del pueblo Shuar Arutam en sus oficinas, desconociendo su autoridad territorial.  Desde su sede en Canadá, la empresa ha emitido comunicados que desconocen el papel de Tunki como Presidenta y acusan a las ONG aliadas del pueblo Shuar Arutam de ser las promotoras del discurso anti-minero. La empresa denuncia la resistencia de las mujeres Shuar Arutam en varios puntos de control territorial para impedir el paso de camiones, maquinaria y trabajadores de la empresa.  Califica a esto actos como hechos vandálicos y no como el ejercicio del derecho a la resistencia. En realidad, hace tiempo que el Comité Interfederacional, que integra al Pueblo Shuar Arutam y varias otras organizaciones indígenas Pastaza y Morona Santiago, ha emitido un ultimátum para que las empresas mineras abandonen sus territorios, lo cual no ha sido respetado y constituye una bomba de tiempo en la región ante la potencial escalada de conflictos.

Tunki ha hecho frente a las amenazas de las empresas, revelando y denunciando la acción concertada del Estado y las empresas mineras. Su liderazgo ha dinamizado de manera muy importante la acción de las mujeres, inclusivo por un relacionamiento entre el pueblo Shuar Arutam y la nación Wampís para promover una acción conjunta en un territorio autodefinido como “Territorio Integral Wampís-Shuar” en Ecuador y Perú. Tunki tiene en la mira un litigio estratégico colectivo binacional para defender una de las zonas más biodiversas del planeta del extractivismo, un pernicioso modelo de ‘desarrollo’ que socava el autogobierno local, la cultura y la naturaleza.

Las mujeres indígenas líderes comprometidas con la defensa territorial enfrentan dificultades específicas tanto afuera como al interno de las propias organizaciones.  Hay un ensañamiento mayor en cuanto a las amenazas e intimidación que las mujeres tienen que afrontar, más aún en el caso ecuatoriano donde se está intensificando el extractivismo vía decretos presidenciales y se imponen medidas restrictivas de derechos.  Fortaleciendo a Tunki, el premio Paul K. Feyerabend 2022 fortalece también al proceso organizativo de le red de liderazgo de mujeres Shuar Arutam, que busca la soberanía alimentaria, la recuperación de los conocimientos ancestrales, la medicina ancestral, el autogobierno, e las prácticas de justicia indígena para frenar la división interna, promovida por la empresa y por líderes indígenas aliados a ella.

El Premio también demuestra que hay una comunidad internacional atenta a lo que sucede en el territorio del pueblo Shuar Arutam, lo cual es importante para que las empresas mineras en alianza con el gobierno presten más atención a este caso y sepan que los ojos del mundo están atentos a la situación de Tunki. Las empresas mineras, de la mano del gobierno ecuatoriano y de las agencias de cooperación internacional, están promoviendo una imagen verde y socialmente responsable de sus acciones cuando lo único claro es que sus acciones intensifican la violación de derechos y destruyen la naturaleza y la cultura en la Cordillera de El Cóndor, una joya de la biodiversidad amazónica.  Afortunadamente el proceso de resistencia impulsado por Tunki está echando fuertes raíces territoriales y fortaleciendo a las mujeres Shuar Arutam.  Su apoyo al territorio de vida de la Cordillera del Cóndor, tan fuerte durante el mandato presidencial de Tunki, está destinado a continuar mucho más allá.